sábado, 13 de julio de 2013

CAFÉ DE PUCHERO


El aroma del café me ha despertado esta mañana. Aún con los ojos cerrados ha regresado a mi memoria aquel olor tan peculiar que llegaba desde la cocina en mi niñez. Es el olor que me recuerda a mi madre. El aroma a café de puchero con esa mezcla tan peculiar del café natural con el torrefacto para dar un toque de color.
Aun chirría aquel viejo molinillo de madera y manivela, con su canjoncillo abajo para recoger la molienda.
El aroma del café se entremezclaba con el olor al carbón de la cocina. Una cocina de hierro con sus fogones formados por aros que se quitaban y ponían en función del tamaño de la olla o de la vieja cafetera, desconchada, de porcelana.

Mi padre admirando sus canarios
Si tuviese que definir un olor para el recuerdo de mi padre, este seria sin duda el fuerte aroma de Varon Dandy, su colonia. Su desviación de tabique nasal le hacia im
pregnarse fuertemente de esta colonia; tanto que el olor inundaba el pasillo de aquel piso de tres habitaciones en una quinta planta sin ascensor.
Pero creo que no; aún hay un olor mas persistente en mi memoria para definir a mi padre. Es el olor del aguarrás y la pintura al óleo en aquel cuartillo que utilizaba para plasmar su afición a la pintura.
Nunca lo vi con su caballete frente al mar, frente a un hórreo, siempre decía que en Asturias ningún día tenia la luz del día anterior; pero a su manera siempre daba un toque personal a las laminas y fotografías que hacia para después pintar cómodamente en casa. Muy pocas fueron las exposiciones que realizó en su vida; pero son muchos los cuadros que regaló a sus amigos y familia. Incluso yo he descolgado de sus paredes algún que otro cuadro para decorar mi casa.

Los olores de mi niñez en tierras del norte inundan hoy mis recuerdos. Olor a hierba recién segada en mi Asturias natal. Aldeanos a pleno sol con guadaña en mano y horquilla preparada para amontonar la hierba en la vara para que comiese en invierno el ganado. Ahora la cosa es distinta las maquinas segadoras embalan en plástico la hierba al mismo tiempo la hierba en pequeñas porciones para preservarlas de las inclemencias del tiempo; pero el olor sigue siendo el mismo en aquellos prados junto al mar, junto a los acantilados que reciben con firmeza las olas de un mar embravecido, mientras que salpica ese olor a sal.


Por suerte deje de fumar. Ya era hora después de tantos años diciéndolo. Y si me congratulo de haber tomado esta decisión es porque he recuperado mi olfato y me ha permitido reencontrarme con mis recuerdos.
Ahora he vuelto a recordar aquel olor a pan recién hecho. Aquel olor al horno de leña José, "el feo", como le conocían en el pueblo. El horno estaba justo al lado de la casa de mi tía Antonia. Era casi una liturgia, el levantarse cada mañana y mientras mi madre preparaba el café con leche, ir a buscar las tortas de aceite recién hechas, con su cobertura de azúcar, al horno.
Aún veo a Matilde al frente del despacho de pan, y a José con su camiseta de tirantes cargando aquel viejo Renault 6 para salir al reparto por los domicilios. Calle a calle, tocando el claxon, levantando el portón trasero, entregando el pan a sus clientes. El pan de "el feo" tenia mucha popularidad en Villanueva del Arzobispo.
Y sobre todos mis olores, aun destaca el olor a la colonia Nenuco, al potito de pescado, al reflujo sobre mi chaqueta... recuerdos de paternidad primeriza.
Son algunos de los olores de mi vida... memoria olfativa que regresa a mi.
Seguro que vendrán otros aromas en mi memoria, pero ya te lo contaré cuando fluyan.

lunes, 8 de julio de 2013

ESTACION OLVIDO

Primero fueron otros quienes poco a poco con nocturnidad y alevosía fueron suprimiendo servicios; ahora es el gobierno del PP quien quiere suprimir los trenes de medio recorrido. Poco a poco irán partiendo hasta la estación Recuerdo, antes de quedar en una vía muerta de la estación Olvido.
Y es precisamente ahora antes de que se quede parado en su última estación; cuando quiero echar la vista atrás  y rendir homenaje al tren.

El tren, ha estado presente en poemas, canciones, películas, etc.  Unas veces se ha utilizado como símbolo de libertad y rebeldía, otras como metáfora del amor y relaciones personales; ¿Cuantas veces nos hemos referido a una situación  laboral o personal como "el ultimo tren"? En otras ocasiones el tren ha sido símbolo de huida hacia adelante; vagabundos en viejos vagones, viandantes de estación en estación.

De una forma u de otra el tren siempre ha formado parte de nuestras vidas; directa o indirectamente siempre ha estado ahí.

Si hoy quiero rendir homenaje a los trenes de Victor Manuel.
A ese viejo tren de madera...

"Cuántas ilusiones lleva a la ciudad
ese tren tan viejo que no puede andar.
ese tren tan viejo que no puede andar.

Viaja un cura gordo y un guardia civil,
hay un túnel largo que no tiene fin,
una brava moza quiere prosperar,
buscará trabajo en la gran ciudad"



o al run run del tren de chapa, símbolo del progreso y la industrialización de nuestro Pais...

"Por el camino de Mieres
ya no me despierta al alba
el run run del tren de chapa,
la sirena de la fábrica.
No dejaron ni migajas
de los años de abundancia."

Atrás quedan los años en los que anunciaban su entrada por los andenes principales de la estación. Años en los que su nombre se pronunciaba con orgullo por los altavoces del anden: Tren expreso con destino a...
Antes todo iba mas despacio, aquellos viejos trenes a los que, entre el cariño y el desprecio, apodaron "borregueros", salían siempre de noche, rumbo a cualquier lugar, a cualquier estación, mientras que  se alejaban despacio de las estaciones.

Poco a poco, daba tiempo a clavar los ojos en las ventanillas y ver,  lentamente, todo aquello que se dejaba atrás, todo iba despacio; los recuerdos; las lagrimas...
Después en la penumbra de un compartimento con puertas corredera, asiento recto tapizado en plástico, frente a frente con los compañeros de viaje y con las maletas sobre nuestras cabezas; iniciábamos nuestro viaje.
En el mejor de los casos podíamos conciliar el sueño, sino siempre quedaba el recurso de  iniciar una conversación y en el peor de los casos salíamos al pasillo acompañados solamente por nuestra tristeza, dejando perdida nuestra mirada sobre el horizonte, esperando la luz de otra estación, en otro anden donde compartir con un gesto de complicidad las alegrías o tristezas de personas desconocidas; dependiendo si se tratase de recibimientos o despedidas.
Y poco a poco, con la lentitud que le caracterizaba, el tren dejaba atrás la noche; las luces de las estaciones iban dejando paso al alba; y con ella llegaba la estación destino.

"Le chemin de fer", el camino de hierro, como le llaman los franceses. Un camino hacia un lugar en la mayoría de ocasiones conocido y en otras hacia una estación con transbordo a una nueva vida.
Aquel viejo tren ha transportado las ilusiones de miles de españoles en su viaje en busca de "el dorado europeo". Hoy nuestro hijos también buscan ese "dorado" pero viajan en avión. Es la sociedad de la información, de los idiomas, de las prisas, del mañana es tarde.

Aquellos viejos trenes sin prisa, ahora compiten con otros medios haber quien llega antes. Ya nadie les llama por su nombre, TREN. Es antiguo, es arcaico, han perdido su nombre y solo conservan su apellido. Ahora se les llama AVE, ALTARIA, TALGO, etc.  Pero el fondo siguen por "le chemin de fer".

No, ya no quedan trenes. Les hemos sustituido por coches, autobuses, aviones... por rentabilidad y tiempo.
Ya casi nadie se acuerda de aquellos trenes a los que llamaban "correo" y transportaban lo que su nombre indicaba... Historias, mil historias distintas, extraídas del corazón de las personas. Pero ya no quedan trenes, ni quedan cartas. Ahora solo quedan AVE y Email, wassap, etc.

En el año 1986 por la estación Linares Baeza (Jaén) pasaban alrededor de cien trenes diarios entre mercancías y viajeros. Ahora las pocas lineas de viajeros que permanecen en activo duermen cada día bajo la amenaza de su desaparición. Los servicios de largo recorrido hace tiempo que comenzaron a perderse; ahora es el turno de los demás.


No, no quedan trenes, los pocos que quedan ya no paran en la estación, ni siquiera pasan. Poco a poco irán  pasando de la Estación Recuerdo a la Estación del Olvido y como en la canción de J.L. Perales:


"Ya llegó el último viaje para el viejo tren
Y abandonado
Duerme su vejez y llora sus desengaños
En un andén.
Le ven llorar."