Después de algunas semanas sin dar señales de vida; tal vez por que el calor nos quita las ganas y tal vez porque todos nos merecemos un respiro; vuelvo a este mi lugar de retiro y opinión para compartir lo que para mi ha sido el tema de reflexión del verano.
A estas alturas de la vida uno se pregunta si hemos llegado a nuestra meta o si aún nos queda camino por andar. Y si hemos llegado… ¿Cómo lo hemos hecho?¿Qué y a quien hemos dejado en el camino?¿Estamos aquí fruto de una planificación o simplemente hemos llegado por haber elegido un camino concreto en un momento determinado?
Si hemos llegado, es posible que recordemos con orgullo los muchos sacrificios que hemos tenido que hacer, nuestra tenacidad y nuestro afán de superación.Pero con menor frecuencia uno se acuerda de aquellos momentos de flaqueza, de aquellos otros momentos de indecisión, sin saber que camino tomar y si sería el correcto.
Es posible que en lo mas recóndito de nuestra memoria se encuentren aquellas otras personas que ejercieron de "GPS" en nuestra vida, poniéndonos en la dirección correcta; pero de ellas nos acordamos menos.
Es curioso. Intento recordar los nombres de todos los profesores que pasaron por mi vida y no podría nombra ni una decena de ellos. Matemáticas, ciencias, lengua, literatura, historia, ni siquiera al de educación física con la manía que le tomé. Aquellos profesores, unos con mayor éxito y otros con menor suerte que consiguieron meterme en la cabeza el conocimiento de sus materias. Aquellos profesores, todos hombres, porque yo como muchos de vosotros hice la "E.G.B." en un colegio al que solo asistían niños, las niñas tenían su propio edificio y en los recreos solo podíamos mirarnos cada uno en su patio.
Aquellas personas que en mi memoria solo fueron parte de un proceso de aprendizaje académico del que ahora solo quedan anécdotas.
Sin embargo; en mi vida como posiblemente en las vuestras, si hubo "maestros" de los que aún hoy recuerdo perfectamente sus enseñanzas.
La Real Academia Española de la Lengua define así la palabra maestro: “Dicho de una persona o de una obra de mérito relevante entre las de su clase”.
Esos hombres, fueron relevantes en mi vida y hoy aún mantienen su mérito, porque no solo me enseñaron los conocimientos de sus respectivas áreas; además me trasmitieron sus valores, me formaron como persona, me dieron esas otras lecciones, esa enseñanza de la que estaría y estaré examinando el resto de mi vida.
Si a estas altura de mi vida, he aprobado como persona… a ellos se lo debo.
Si después de que me valoren los demás, no obtengo ese aprobado… que me lo recriminen a mi, solo a mi, por no haber aprovechado aquellas enseñanzas.
Si; ellos fueron mis maestros: D. Javier Martínez (el canario) y D. Fernando Noguero.
Con Javier, despues de buscarle durante meses porque ya esta jubilado, he podido compartir este verano unas horas y un café. Hace años que necesitaba agradecerle que cierto día, a cierta hora, estuviese en aquella encrucijada donde un chaval de 17 años, asustado, se quedaba paralizado ante la primera encrucijada de su vida. Quería agradecerle su paciencia, su método académico, cada unos de sus consejos, cada una de sus enseñanzas. reconocer que fue tan importante en mi vida que siempre hice lo que hice con la esperanza que algún día pudiera sentirse orgulloso de lo que había conseguido. Y sobre todo decirle todo esto en persona. Hoy con la satisfacción de ver su sonrisa y recibir su abrazo, solo lamento haber dejado pasar 30 años para hacerlo.
Por eso y por todos aquellos que aún no se han dado cuento de son lo son por alguna maravillosa persona, sirva esta reflexión para extender la gratitud a todas aquellas personas que han pasado por nuestras vidas como maestr@s.
Y aunque parezca un termino taurino… solo quiero añadir: “Gracias Maestr@”.
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